Pregúntate antes de lanzarte a comer sin hambre: ¿Para qué comes?
Si la respuesta es: «Me aburro, estoy enfadad@, me siento sol@, estoy triste, he tenido un mal día, no sé…» ¡NO COMAS! no es hambre física, sino HAMBRE EMOCIONAL. Trata resolver tus problemas de otra forma, fuera de las comidas, ya que por mucho que comas, seguirás aburrid@, enfadad@, tu día no va a ser mejor por ponerte a comer sin hambre…
No uses la comida como FUENTE DE CONSUELO. ¡Las emociones no tienen dientes, ni estómago!.
No acudas a la comida (por cierto, basura normalmente) para calmar el estado de malestar en el que te encuentras. Aunque la comida te da un placer inmediato, es efímero, dura más bien poco, sabes que no va a solucionar tus problemas y sí, añadir otro más grande, kilos de más, sobrepeso, falta de control, michelines, celulitis… baja autoestima.
Deja de auto-sabotearte y auto-engañarte. Y mira que está pasando dentro de tí, no tapones la emoción con comida.
A tu cuerpo emocional, dale alimento emocional: ponte a respirar conscientemente, haz deporte, realiza todos los días un poco de meditación, dibuja, pinta, baila, escucha música animada, ponte con un buen libro, ve una buena peli, da un paseo, regálate un masaje, ten una buena charla con un/a amig@, conecta con la naturaleza (paseo, senderismo…) y con los animales (si te gustan), rodéate de gente positiva y que te aporte, busca nuevos retos, haz cosas que te motiven, o busca ayuda de un profesional llegado el caso…
***
Deja una respuesta