No te digo que sea fácil, sí, que merece la pena

Bueno, ya estamos a mediados de octubre. ¿Ya has hecho esos cambios que querías? empezar a comer sano; apuntarte al gimnasio e ir, claro (jajajaja), no basta con apuntarse; dejar de fumar…

Si es SÍ, enhorabuena, si es NO, ¿te has parado para reflexionar por qué no consigues tus objetivos, qué está fallando? ¿Qué excusas te pones? falta de tiempo, falta de dinero, de ganas…

Para que el CAMBIO se materialice, se requiere, lo primero de todo, TOMAR CONSCIENCIA para ver dónde estás y qué quieres realmente y luego tomar una DECISIÓN DETERMINANTE para ponerte en marcha. Y para ello, debes parar, reflexionar, para saber cuáles son tus prioridades vitales a día de HOY.

A lo mejor, el cuidarte, comer saludablemente, hacer ejercicio, descanso, meditación…(tu salud a medio y largo plazo), no son lo prioritario en estos momentos, y a lo mejor tampoco, lo ha sido el año anterior, ni el anterior del anterior. No te autoengañes, tú sabes qué excusas te pones.

Para vencer todas las excusas tienes que recuperar el control de la situación (de ti misma). Se sincera contigo, sobre los motivos que te alejan de tu objetivo de conseguir unos hábitos saludables. Si no estás  convencida de que el cambio es bueno para ti, para tu cuerpo, para tu autoestima, para tu salud (física, mental y emocional), será complicado que lo consigas.

Plantéate los pros y contras de seguir la vida que llevas: una vida poco saludable, con kilos de más, comiendo mal y/o más de la cuenta, fumando (si es tu caso), bebiendo más alcohol de la cuenta, o comiendo por las razones equivocadas (cuando estas triste, aburrida, estresada… ). Puede que incluso pienses que cuidarte es aburrido o que si mantienes unos hábitos saludables no vas a disfrutar cuando salgas con amigos, familia, o tengas eventos especiales.

Cuando te planteas cuidarte en general y adelgazar, en particular, puede que te resulte algo tedioso y un «coñazo» porque sientes que te estás privando y que las dietas son aburridas. Y con toda la razón. ¿Así crees de verdad que vas a conseguirlo? Ese es parte del problema, que piensas en hacer dietas y no piensas en el autocuidado como estilo de vida sin hacer dietas. Para nuestra mente la palabra dieta lleva asociado, escasez-privación-restricción, pasar hambre.

Si piensas así, es normal que cuando dejes de hacer dieta, vuelvas a tu estilo de vida anterior, a tus viejos hábitos. No piensas en el medio y largo plazo. Mejor no hacer dieta sino, más bien, elegir llevar un estilo de vida saludable, sin retorno, sin fecha de fin.

¿No te cansas de tratar a tu cuerpo como un yo-yó? ahora adelgazo, ahora engordo, ahora como, ahora no.

Deja de enfocarte en el peso, en la báscula, en los kilos y michelines. Deja de enfocarte en lograr resultados rápidos. ¡¡No hay varitas mágicas!! Si te pasaste durante el verano y los kilos se instalaron en tu cuerpo, asume las consecuencias. No quieras arreglarlo en varias semanas. Hazlo bien. Plantéate un cambio de verdad y en condiciones. Asume tu responsabilidad.

Formúlate estas sencillas preguntas:

• ¿Qué gano y qué pierdo si NO no hago esos cambios en mi estilo de vida?
• ¿Qué gano y qué pierdo si SI hago esos pequeños cambios poco a poco hasta conseguir un estilo de vida saludable?

De veras, no te empeñes en atajos cortos (dietas- pastillas- tratramientos milagrosos) para llegar cuanto antes a ese supuesto destino, porque te encontrarás con soluciones que no se sostienen en el tiempo. Porque así, es fácil tirar la toalla y luego llegará, el temible efecto YO-YO, y ese sentimiento de  frustración que te deja peor que antes y con la autoestima por los subsuelos.

Es fundamental, trabajar, conjuntamente, tres dimensiones a la hora de cambiar hábitos y eliminar el peso sobrante. Y que no se suelen trabajar juntas: la parte física, la parte mental y la parte emocional. Así, los resultados serán duraderos a largo plazo y lo podrás mantener en el tiempo como estilo de vida saludable. No te enfoques, sólo en el peso, como se suele hacer, ya que el peso es una consecuencia de una mala gestión de emociones, de unos hábitos insanos (inadecuada alimentación por comer mal o mucho, falta de descanso, falta de ejercicio físico). Y por supuesto, del entorno en el que nos movemos y las creencias que tenemos asociadas, que nos limitan en la consecución de nuestro objetivo saludable.

No vuelvas a caer de nuevo, este año, en lo mismo, prueba algo diferente. No empieces una dieta que termina, empieza un estilo de vida saludable, aprende a comer de una forma responsable, consciente y saludable. Integra tus hábitos saludables, en tu vida social, en tu día a día. Aprende incluso a «pecar» de una manera inteligente (regla 80-20 o 90-10%). Aprende a gestionar tu tiempo y sacar un hueco para tí, para tu salud (comer sano, ejercicio, relax…). Te aseguro que se puede, si quieres, sólo tienes que cambiar tu mentalidad y ponerte en marcha hasta conseguirlo.

Adelgazar puede ser duro, al principio, pero más duro es tener ese peso de más, esos kilos que van y vienen, el tener tu autoestima por los suelos (porque no te gusta cómo te ves y cómo te queda la ropa). Añadido a sentirte pesada, hinchada, sin energía….¡eso sí es duro!

¿Qué puedes perder si pruebas algo distinto este año? NADA (aparte de los kilos sobrantes). Y  sí, mucho que ganar. ¿Y si funciona….? 

Si siempre haces lo mismo, año tras años, siempre obtendrás más de lo mismo (y con los años empeorará). No hagas dietas, empieza un estilo de vida saludable sin fecha de fin. Empieza a autocuidarte.

Hasta aquí por hoy. Me encantará leerte y que me dejes tus comentarios y por supuesto, comparte este post y así llegamos a más personas.

Un abrazote.

May

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