Por qué es tan importante tener un buen enfoque

¿En qué te estás enfocando ahora?

Hace unos días, Yolanda me decía esto en una de mis sesiones:

May, ¿por qué no consigo adelgazar?

He probado ya mil cosas: dietas de todos los colores, ayuno, pastillas de todo tipo, ejercicio físico, tratamientos estéticos… y bajo unos kilos durante unas semanas, pero luego me canso y vuelvo a recuperar los kilos que he perdido, y, a veces, alguno más…

¿Qué puedo hacer? es una lucha no solo con comer o no comer sino con no gustarme, con no verme ni sentirme bien…

Este problema me afecta a mi vida en general: a mi relación con mi pareja y mis hijos, a mis relaciones sociales, a mi autoestima…

May, esto me está jodiendo la vida.

¿Y sabes? la realidad es que los problemas de peso, muy pocas veces tienen que ver con lo que comemos o no, o con el número que marca la báscula.

Más bien, lo que comemos y cómo lo comemos, está fuertemente influenciado por nuestra historia personal, nuestras creencias, nuestros hábitos de pensamiento, nuestras heridas pasadas (aún no resueltas o sanadas), nuestras emociones enquistadas, nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestras insatisfacciones…

¿Por qué es tan importante tener un buen enfoque?

Reflexiona un momento sobre esto:

• ¿En qué momento alguien te dijo que tu cuerpo no estaba bien?
• ¿En qué momento alguien te dijo que serías feliz cuando adelgazaras?
• ¿En qué momento alguien te dijo que hacer dietas restrictivas, que te hacen sufrir, eran la solución?
• ¿En qué momento dejaste de escucharte de verdad (más allá de esa vocecita interna que no para de contarte historias toooodo el tiempo)?
• Y es más: ¿te has preguntado de dónde viene esa vocecita?
• ¿Te has preguntado quién eres realmente a un nivel más profundo e íntimo?
• Y es más: ¿quién serías sin esos pensamientos sobre tu peso, sobre si comes o no comes, sobre si pesas «x» o pesas «y»…?

Es bueno que te hagas este tipo de preguntas que seguramente no te hayas hecho nunca, porque ni siquiera sabías que había otra manera más productiva de ver, hacer, sentir… ese «problema» llamado «kilos de más» o «relación insana con la comida»…

Y el verdadero problema no es el peso o tus kilos. el verdadero problema es el significado e interpretación que le das, que te genera una manera de pensar, unos sentimientos, unos comportamientos y unos resultados.

Así que, si quieres resultados distintos, tienes que soltar toda esa programación.

Si no cambias tu manera de mirar el peso, el peso no va a cambiar. No, al menos, a largo plazo.

Amiga, tú no eres tus pensamientos, no eres tus sentimientos, no eres esa voz interior, no eres tu pasado… Aunque si no coges las riendas de tu mente, si no empiezas a cuestionarte todas esa programación mental (creencias, sentimientos…) tus decisiones del día a día, tus resultados actuales, se verán influidos por toda esa programación antigua, obsoleta, automática y muy arraigada en tu inconsciente.

La gran mayoría de tus conflictos son causados por una falta de autoconocimiento. Si no te conoces bien, es difícil comprender para qué te comportas como te comportas, así que es difícil entonces aceptarte (y no te digo ya, amarte incondicionalmente).

Nuestro mayor sufrimiento, nuestro mayor dolor, viene de una falta de amor. Sufrimos porque no nos comprendemos, no nos aceptamos y no nos amamos. Si no te amas, es complicado respetarte, valorarte, cuidarte…

Tus principales conflictos con el peso, no tienen que ver, te repito, con los kilos que marca la báscula o con lo que comes o no.
Todo viene de tus creencias, de tus programas mentales, de tus patrones y de tus hábitos de pensamiento.

Y la gran mayoría de tus conflictos con el peso (por no decir casi todos) vienen de tus primeros años de vida.

Vienen de las heridas emocionales del pasado no resueltas, de las emociones limitantes bloqueadas… que han hecho y hacen que tengas una manera particular de ver y entender el mundo, tu mundo.

¿Cómo cambiar el enfoque?

Todo empieza con un ENFOQUE (dónde pones tu atención) que te lleva a un SIGNIFICADO (una interpretación) y te genera una EMOCIÓN. Y esa emoción genera una ACCIÓN.

Lo importante es dónde está el enfoque del problema. Porque depende de dónde te enfoques, tendrás un significado y una emoción diferente. Si cambias el enfoque, cambia el significado (la interpretación personal del momento) y cambia la realidad, cambia la historia y cambia tu vida.

El enfoque determina tu significado. Es tu marco. Determina tu realidad. Por lo tanto, limita tu realidad o la expande.

Si hay nueva información, hay una nueva perspectiva. Hay un nuevo enfoque y un nuevo significado. Así re-encuadras información, con nuevo enfoque y nuevo significado, que producen nuevas emociones y nuevas acciones más productivas para que puedas conseguir tu objetivo saludable.

Un abrazote cargado de energía
May

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