Hay que reconocer que el panorama actual es poco alentador, por un lado tenemos un entorno que te empuja a comer mal y en exceso y por otro, un cerebro que te recompensa por ello.
Usamos la comida (normalmente comida basura y poco nutritiva) como «bálsamo emocional», aquí podríamos añadir también el tabaco, abuso de alcohol….
Comemos no porque tengamos hambre real-física, sino para acallar emociones, creyendo que con ese tipo de alimentos vamos a solucionar el estrés, ansiedad, aburrimiento, soledad, enfado…
Si sabemos lo que nos conviene y lo que no…¿Por qué nos cuesta tanto adquirir hábitos saludables?
«Se cambia antes de religión que de alimentación»
Grande Covián
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