¿Sabemos distinguir entre el hambre real y el hambre emocional?
El hambre real o fisiológica:
- Es gradual y paciente.
- Satisface una necesidad física.
- Nos avisa cuando existe una necesidad de nutrientes, es decir nos llena un vacío nutricional.
- Se satisface con cualquier comida.
- No se repite al poco tiempo.
El hambre emocional:
- Es repentina y urgente.
- Hay una necesidad emocional.
- Llena un vacío emocional (aburrimiento, soledad, estrés, enfado, tristeza…).
- No se satisface normalmente con comida sana, quieres un alimento concreto (alimentos refinados, como dulces o comida basura).
- Se repite cada cierto tiempo.
Cuando las emociones (aburrimiento, enfado, ansiedad, tristeza…) se disparan, hay un deseo de utilizar la comida como anestesia, es como si la comida nos reconfortara y calmara temporalmente, nos aporta un placer inmediato, corto placista y efímero.
Realmente, no es hambre física, aunque la confundimos, desde el mismo momento de nacer, desde bebés, por el vínculo que hay entre emoción-alimento.
Confundimos las señales de hambre estomacal con la emocional, porque desde nuestra infancia el alimento materno, con el dulzor de la lecha materna y el afecto-cariño-confort de los abrazos de una madre lo tenemos vinculado de alguna manera. Ya desde muy pequeños confundimos las señales.
Lo que queremos, en lo más profundo, es llenar o tapar un vacío emocional y por eso, por más que comamos, ese vacío sigue estando ahí, por lo que a veces nos encontramos incluso peor.
La comida se convierte en nuestro refugio y desahogo. Cuando nos encontramos con este vacío emocional, no hay suficiente dulce, chocolate… en el mundo que llene este vacío en el que nos encontramos.
Signos del hambre emocional:
- Comes cuando te sientes estresado/a, ansioso/a, aburrido/a, solo/a…
- Comes cuando te sientes mal emocionalmente.
- Buscas consuelo en la comida, buscas sentirte mejor, desahogarte, evadirte…
- Tienes problemas para perder peso.
- Tu alimentación queda fuera de control.
- Comes como premio de un día durillo.
- Tu mundo gira en torno a la comida (piensas en lo que puedes comer, en lo que no, en las calorías…).
- Comes incluso cuando estás lleno/a
- El tipo de alimentos por el que tienes antojo suele ser dulce, patatas fritas, chocolate…cualquier alimento que no es sano.
¿Qué hacer en estos casos?
Escuchar (te) la emoción, el mensaje que te manda tu cuerpo. No la tapes con comida, la emoción está ahí para algo. ¿Qué está pasando en este momento en tu vida para que te sientas así?
Hazte estas preguntas:
- ¿Para qué como sin hambre?,
- ¿Qué estoy necesitando?
- ¿Qué estoy sustituyendo/ o tapando con la comida?
- ¿Realmente tengo hambre real o estoy intentando cambiar el estado en el que me encuentro ahora?
- ¿Por qué alternativas saludables puedo sustituir la comida? Tal vez hacer ejercicio, salir a dar un paseo, escribir como me siento, llamar a un amigo o familiar, escuchar música, un baño relajante, tomar una infusión, leer un libro, gritar, bailar, dibujar, hacer ejercicios de relajación, centrarnos en nuestra respiración…
Nuestras carencias, problemas, preocupaciones, insatisfacciones…no se resolverán comiendo, sino afrontando sus causas. ¡Deja de auto-engañarte!
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