Y seguimos…comida y más comida…hay comida por todas partes, somos comedores sociales y comedores emocionales.
Estamos triste y comemos, enfadados y comemos, estresados y comemos, alegres y comemos…Y hay tentaciones por todos lados, en la calle, tele, radio, en casa, súper….
Sabemos que es lo bueno y que nos sienta bien para nuestra salud, para tener un cuerpo saludable y aún así, optamos por lo insano, por la satisfacción inmediata, independientemente de las consecuencias para nuestra salud y sobre todo para nuestra autoestima.
Hemos hecho de lo extraordinario (caprichito de vez en cuando) algo rutinario.
¿Por qué no nos paramos a pensar qué buscamos con comer-beber en exceso, cuando abusamos de esa comida basura…¿Buscamos tapar algún problema, divertirnos, desestresarnos…?
Tenemos esa vocecilla que nos dice: “venga, si no pasa nada, si es un día, si por una más no importa, es sólo un trocito, con el día que llevo, me lo merezco…” y no te auto-engañes, ¡Sí importa! se resiente tu salud, esos kilos de más, esa barriguita, te siente luego culpable, no te ves bien, digestiones pesadas, te sometes a innumerables dietas, falta de energía, baja autoestima…
Comemos al son de nuestras emociones (comedores emocionales) o de la agenda social (comedores sociales).
“Hay que comer para vivir, no vivir para comer” (Moliere)
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