“Yo siempre he sido gordita”
Hace un tiempo, me contaba una compañera de viaje de mi Programa Grupal Online, que había ido a ver a su madre (a la que hacía un tiempo que no veía). Y lo primero que le dijo fue: “hija, ¿cómo va la dieta? Te veo la cara más redondita”.
Según me contaba, tenían este tipo de conversaciones desde los 8 años, cuando su madre le puso a dieta por primera vez.
Ella me decía: “yo siempre he sido gorda y grande, como mi madre”.
Fijate en el significado y la potencia que tiene el verbo SER. Porque no es lo mismo decir “tengo peso en este momento de mi vida”, que decir “soy gorda”.
El verbo “ser” te identifica. Refleja tu personalidad, refleja quién eres.
Si tu madre te dice que eres grande y gorda como ella, para ti va a significar que es algo que no se puede cambiar y no vas a pensar si está bien o mal. Te lo dice tu madre y lo aceptas. Esta chica pensaba que estar a dieta era lo normal.
Durante tu infancia tus padres, familiares, esas personas que son tus referentes… te transmiten unas creencias y programas que absorbes sin analizar ni racionalizar porque eres pequeña. Pero esas creencias y programas van a determinar tu personalidad. Y cuando eres adulta puedes seguir teniendo los mismos complejos e inseguridades que cuando eras una niña.
No hay que culpar a nadie. Tus padres lo hicieron lo mejor que supieron. Pero el resultado es que tú puedes seguir con los mismos pensamientos toda la vida a no ser que un día te des cuenta y hagas el “clic mental” .
Haces el “clic mental” cuando ya te sientes tan frustrada, tan impotente y tan cansada de hacer dietas, que te plantas, te dices: “Ya no hago más dietas. He comprobado mil veces que no funcionan. Voy a poner el foco en mi interior y así comenzar un cambio de verdad. Voy a ver de dónde vienen mis bloqueos y creencias y voy a desactivarlos”.
Y da igual la edad que tengas. En ese momento la vida te cambia totalmente.
Es importante que sepas cómo funciona tu mente
El adelgazamiento es algo que empieza en la mente.
¿Qué te lleva a comer? tus emociones, tus pensamientos, tu cultura… Si esos pensamientos que tienes vienen de cuando eras pequeña (las comparaciones con otras niñas, las etiquetas que te han asignado, lo que has escuchado, etc), imagínate todo lo que te estás contando porque desde que te levantas por la mañana.
Los pensamientos en sí no son buenos ni malos. Solo son pensamientos. Pero si son repetitivos, les das autoridad y te los crees, acaban formando unas creencias que generan comportamientos y emociones.
Por eso es importante que te cuestiones lo que piensas. En lugar de mirar afuera, cambia el foco y mira en tu interior para buscar la raíz de tus conflictos.
Durante tu infancia, todo lo que has visto y oído, toda la información que recibes, se guarda en tu subconsciente, como si fuese un disco duro. Y muchas veces esas experiencias y recuerdos pasados te condicionan toda la vida. Puedes tener durante 30 ó 40 años o la edad que sea, creencias de cuando tenías 3, 5 ó 7 años. Nuestro inconsciente no distingue si una cosa es buena o mala. No racionaliza, simplemente ejecuta y guarda. Pero son los programas que luego sube al consciente y que hacen que te comportes de determinada manera.
¿Por qué no pruebas algo distinto?
Hay gente que dice que las personas que están gordas es porque quieren… y dicen: «que no coman más», «que hagan dieta»… Pero te digo que esto NO es así. Las dietas no funcionan porque una cosa es lo que piensas conscientemente y otra es toda la programación que tienes instalada desde tu infancia.
Y si actualizas tu móvil o cambias de ordenador, ¿por qué no actualizas tus creencias?
Te propongo que escribas durante una semana, todo eso que te dices continuamente: ¿qué te dices cuándo te miras al espejo? ¿Te observas de cuerpo entero y no te criticas? ¿Qué hablas con tus amigas? ¿Y con tu familia o en tu entorno?
Cuando llevas tanto tiempo con esas creencias, claro, es difícil pensar que vas a adelgazar sin dietas. Pero sí, es posible. Además te digo que, a tu subconsciente no le gustan las dietas porque para él son un programa de supervivencia.
Así que te propongo que le des la vuelta a todo esto y, a partir de ahora, en vez de enfadarte con tu cuerpo, con tu peso y con la comida, te digas: “Voy a ser realista. A este cuerpo que tengo ahora, le sobran 5, 10 o 15 kilos. Pero voy a hacer las paces con mi realidad, con mi cuerpo y con mi presente”.
Esa grasa acumulada en distintas partes de tu cuerpo tiene una función. No ha llegado ahí por arte de magia. Carga con mucho pasado y muchas historias, emociones, creencias que no se van a disolver así por las buenas. Acéptalo aunque no lo entiendas.
Si no lo aceptas, estás en modo lucha, en guerra contigo misma y esto no tiene ningún sentido.
Tu pasado no lo puedes cambiar pero, a partir de ahora, sí puedes hacer cambios en tu vida si quieres que tu futuro sea diferente.
Háblate con cariño, cambia tu mirada, agradece el cuerpo que te ha tocado para este viaje de la vida, llévate bien con él, gestiona bien tus emociones… todo eso te va a dar energía para conseguir tus metas.
Pero, no solamente las metas en relación a tu cuerpo sino también como proyecto de vida, como ejemplo para tus hijos, para darlo todo con tu pareja, para estar mejor en el trabajo…
¡Para todo!
Un abrazote lleno de energía
May
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