Cuando tengas urgencia por comer algo fuera de las comidas, averigua primero si esa necesidad es física o emocional.
Antes de ingerir nada, pregúntate: ¿tengo hambre realmente? ¿Quieres comer cualquier alimento o es uno en concreto?
Aprende la “Teoría de la manzana”:
Pregúntate:
Si tengo realmente hambre, ¿me comería una manzana?
Sí. Tienes hambre física. Cómetela y el hambre desaparecerá o al menos aguantarás hasta próxima comida.
-No. No tienes realmente hambre física, es hambre emocional.
A veces, también, confundimos hambre con sed, nos podemos beber un zumo natural, una infusión, agua… y puede desaparecer esa necesidad.
Pregúntate:
¿Cuándo fue tu última comida? ¿Has hecho la digestión?
Si han pasado poco tiempo y no has hecho la digestión aún, no es hambre real. Piensa que emoción tienes en ese momento. Escucha la emoción, averigua que mensaje hay detrás. ¿Qué te ha pasado hoy para sentirte así? ¿Sientes soledad, enfado, estrés, aburrimiento, has tenido un mal día…?
Averigua para qué está ahí esa emoción. Escucha el mensaje, aprende a liberar la emoción y déjala ir. No tapes, evadas, anestesies esa emoción con comida, “por mucho chocolate (por poner un ejemplo) que comas, ese enfado no va a desaparecer”.
Anticípate a los antojos:
- Planifica tus comidas a diario.
- No tengas tentaciones a la vista.
- No te saltes ninguna comida. 4 o 5 comidas al día.
- Utiliza los 5 sabores, texturas y colores.
- Lavarse los dientes disminuye las ganas de comer.
- Distráete, deporte, música, baño relajante, escribe, dibuja, llama a un amigo, da un paseo…
Lleva un plan de alimentación equilibrado:
1. Tener todos los ingredientes – nutrientes que el cuerpo necesita: • Carbohidratos: cereal integral, pasta integral, verduras de raíz (tubérculos)
• Proteínas: legumbres, tofu, seitán, pescado, marisco, huevos, carnes.
• Minerales: algas, verduras, semillas .
• Grasas insaturadas: aceite, semillas, frutos secos.
• Fibra: verduras, frutas, algas, salvado…
• Enzimas: encurtidos, miso
2. Estilo de cocción: cada tipo de cocción nos aporta diferentes energías.
Salteados, vapor, hervidos, crudos, guisos, sopas y cremas, depende de la estación del año)
3. Texturas: blando, crujiente, duro, seco y húmedo.
4. Colores: cada color en los alimentos aporta unos nutrientes beneficiosos para el organismo:
• Verde: excelente para depurar y desintoxicar hígado y vesícula biliar.
• Rojo: ideal para tonificar el corazón e intestino delgado así como aportar más hierro en sangre.
• Amarillo-naranja: nutre el plexo solar (estómago, bazo y páncreas). Ideal para personas que tienen ansiedad por comer dulces y carbohidratos. Para diabéticos.
• Blanco: el color de la pureza. Purifica el pulmón y beneficia al intestino grueso.
• Color azulado-morado: perfectos para el riñón y la vejiga.
5. Sabores: cada sabor tonifica diferentes órganos del cuerpo:
• Salado: riñón y vejiga.
• Ácido: hígado y vesicular biliar.
• Picante: pulmón e intestino grueso.
• Amargo: corazón e intestino delgado.
• Dulce: plexo solar (estomago, bazo y páncreas). Utiliza alimentos que no tengan azúcar refinada, en su lugar, fruta, batatar, remolacha, zanahoria, dátiles…
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