¿Qué tipo de pensamientos tienes?
¿Eres consciente del poder tan grande que tienen tus pensamientos, lo que te dices durante todo el día?
Desde que te levantas por la mañana vas en piloto automático. Te lavas la cara, te miras al espejo (si es que lo haces) y ¿qué te dices?: ¡buenos días, bonita! No, lo más seguro es que te digas “vaya careto que tengo”, “menudo día me espera”, “qué ojeras tengo”… Y a veces, no hacen falta ni palabras, porque con los gestos ya te lo dices todo.
Llevas 10 minutos levantada y ya estás generando un diálogo del que no eres consciente. Si eres la persona con la que más tiempo hablas y el 90% de esa historia que te cuentas todos los días es negativa e inúil porque no soluciona nada, ¿qué creencias crees que estás generando? Pues yo te lo digo: te convences de que esas creencias son verdades absolutas para tí y te las terminas creyendo, pero ni siquiera te las has cuestionado.
¿Y si empiezas a entrenar tu atención en lo que quieres desde por la mañana temprano y no en lo que no quieres? Te aseguro que tu realidad va a cambiar porque lo que estás proyectando fuera es lo que tienes dentro y donde pones el foco y pones tu atención, ahí va toda tu energía.
Mira, los pensamientos, por sí solos, no tienen ningún poder porque son ideas que van y vienen. El poder llega cuando les das mucha energía, cierta intensidad emocional. Por ejemplo, “estoy gorda”, “tengo que adelgazar”, “no tengo fuerza de voluntad”, “no voy a ser capaz”, “soy un desastre”… porque eso genera sentimientos que pueden empezar a influenciar en tu cuerpo.
Si te estás sintiendo “gorda”, te estás generando ansiedad, estrés y malestar. ¿Te das cuenta de lo importante que es lo que piensas? Cuando piensas algo mucho, mucho, mucho, estás llevando la atención siempre hacia ese algo.
Entonces, intenta analizar dónde pones tu atención porque hay unos patrones de pensamiento y de comportamiento que, al final generan unos resultados.
Es igual que cuando no te funcionan las dietas. Si tu foco está en “no puedo”, “me gusta mucho comer”, “no consigo adelgazar”… aunque tú no quieras eso realmente, al darle tanta importancia, tu cerebro, tu subconsciente (que no distingue entre lo real y lo imaginario) ve que es algo importante para ti y es donde lleva tu atención y es lo que atraes. Da igual que no lo quieras. Como no lo quieres y le estás dando tanta importancia pues es como si lo quisieras. Fíjate qué incongruencia, pero es así.
El doctor Mario Alonso Puig dice que un minuto de pensamientos negativos repercuten en tu cuerpo y tu sistema inmunológico durante seis horas. Y normalmente no te estás hablando solamente un minuto, es un run-rún constante gran parte del día y además un día y otro día y otro día…
Palabras asociadas al peso
¿Te das cuenta de las palabras asociadas al tema del peso y de adelgazar? “Kilos”, “tengo una lucha con mi peso que no puedo”, “no tengo tiempo”, “no debería”, “no tengo fuerza de voluntad”, “no como”, “esto lo tengo prohibido”, “celulitis”, “estrías… ¿Qué clase de energía hay en esas palabras?
¿Quieres sentirte bien, vital, ponerte la ropa que te gusta, tener unos hábitos de vida saludable, mirarte en el espejo y verte bonita? pues enfócate en lo que quieres para tu vida
Y si quieres unos resultados diferentes, empieza a hacer cosas diferentes.
Comienza a pensar y hablarte de otra manera haciendo pequeños gestos. Pon en el espejo, para verlo desde por la mañana y que no se te olvide, un papel con frases bonitas: “me acepto”, “me quiero”, “que bonita estoy”… porque cuando te dices cosas bonitas, tus pensamientos cambian.
Partes de no aceptar a tu “yo actual”, con lo que estás postergando tu felicidad y tu bienestar para cuando se dé ese “yo ideal” que tienes en tu mente (que quizás no se dé nunca).
Tienes que sembrar nuevos pensamientos y cuidarlos para, dentro de un tiempo, tener unos resultados diferentes. Y tener paciencia porque las cosas no pueden cambiar de repente por arte de magia. Ten en cuenta que tu presente es el resultado de todos esos programas de tu pasado y que tu peso, no solo pesa a nivel de kilos, pesa mucho emocionalmente.
¿Cómo puedes empezar a cambiar tu diálogo interior negativo?
Pues tomando conciencia del tipo de lenguaje que usas contigo misma, de tu vocecita interior, de lo que te dices, lo qué ves, lo que lees porque si no lo haces, no puedes hacer cambios.
Obsérvate, autoindágate y mira de dónde viene ese diálogo interior. Muchas veces son diálogos que vienen de cuando eras pequeña, de cuando tu madre te decía que estabas gordita o que te tenías que poner a dieta.
Todo está muy relacionado e influye muchísimo en cómo proyectas al exterior tus pensamientos y tus creencias. Pero si cambias desde dentro, tu realidad va a cambiar mucho.
No pienses que si hubieses tenido otra educación o te hubiesen criado de otra manera, las cosas hubiesen sido diferentes. No se trata de echar la culpa a nadie, no. Hay que aprender a perdonar.
Lo que ahora te toca es ser responsable y dejar de ser víctima de tus circunstancias, de tu educación o de tu familia. Pregúntate qué quieres hacer con tu vida y qué puedes hacer para mejorarla. Coge las riendas de tu vida y deja de darle tanta importancia a eso que te dices.
Y si te pillas hablándote mal, envía una orden a tu cerebro “cancelando” ese mensaje y diciéndote algo positivo. Establece unos rituales desde por la mañana: afirmaciones positivas, meditaciones guiadas, respiración consciente, escritura terapéutica…
Si te dices que es complicado y difícil y no haces nada, no vas a conseguir nada. Lo que tienes que hacer es ponerte a ello porque las cosas cambian cuando empiezas a hacer todo lo posible para acercarte a eso que sí quieres.
Antes de irte a dormir hazte estas 3 preguntas mágicas que a mí me ayudan mucho: “qué me ha funcionado hoy”, “qué no me ha funcionado” y “qué puedo mejorar para mañana”.
Y agradece todo lo que tienes porque cuando estás en modo gratitud, en modo quererte, en modo autocuidado, todo cambia totalmente. Cuando lo haces un día tras otro, te das cuenta que no tiene nada que ver la persona que eres ahora con la de hace un mes.
Tu amor hacia ti misma no puede estar condicionado por el peso.
Estar bien contigo misma es fundamental porque es con la persona que más tiempo vas a pasar en tu vida. Llevarte mal contigo misma es poco inteligente.
Tú eres quién piensa y quién siente, así que eso puedes cambiarlo.
Un abrazote cargado de energía
May
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