Autoaceptación: el primer paso de tu viaje de transformación personal

Aceptación radical

En el tema del peso, hay muchos factores que influyen pero uno de los más importantes es la falta de aceptación. Y claro, te dirás: “¿cómo me voy a aceptar si no me gusto?”.

Primero, date cuenta de que la gran paradoja del cambio es que no hay transformación posible si antes no te aceptas. Y que aceptarte no es resignarte, es coger tu situación actual y hacer las paces con ella.

Tu cuerpo no ha llegado hasta aquí por arte de magia. Arrastra toda una historia de malos hábitos, conflictos y emociones enquistadas que no se pueden cambiar de un plumazo, pero sí puedes cambiar la interpretación que les das.

Tienes tantos conflictos desde hace tiempo con el peso que tú misma eres tu principal bloqueo y tu gran saboteadora.Tu pasado es pasado. Sólo puedes hacer cambios en tu vida desde el presente.

Tu primer bloqueo

Aunque en peso influyen varios factores, hay un primer bloqueo que es tu programación verbal. Es todo eso que te cuentas durante todo el día, esa vocecita interior. Al fin y al cabo, eres con la persona que más hablas al día. Unas 14 horas de media y unos 1.000 pensamientos a la hora. 

Es posible que te cuentes todos los días la misma película: “no me gusto”, “vaya cuerpo tengo”, “no tengo fuerza de voluntad”, “a mí no me funciona”, “me engorda hasta el agua”… O incluso cosas más fuertes: “me doy asco”,  “no me puedo ni mirar”, “no voy a ser feliz hasta que esté delgada”, “con lo que yo era antes”, “cómo me he podido dejar tanto”…

Así das energía a ese diálogo interior, y al final te lo acabas creyendo. Y generas unos sentimientos y emociones de impotencia, mal humor, frustración, enfado, estrés, culpa… convenciéndote de que nada te funciona.

Entras en ese círculo vicioso en el que seguramente llevas años y que en algún momento tienes que romper. 

Rompe el bucle de las dietas desde la aceptación

A partir de hoy, cambia tu mirada. Rompe el bucle de las dietas desde la aceptación.

Desde la aceptación va a ser muchísimo más fácil estar en ese estado de calma que te permita conseguir tu objetivo. Tampoco significa que por arte de magia tu cuerpo vaya a bajar de peso porque las cosas no funcionan así.

Si no te aceptas, hay lucha, sufrimiento, miedo y no te estás queriendo. Estás condicionando tu amor a estar más delgada en un futuro y estás postergando tu felicidad. Y al final estás generando ansiedad y estrés, que mantenido en el tiempo, genera cortisol (la famosa hormona del estrés) que desequilibra tu cuerpo. Y cuando pasa esto, tu cuerpo se inflama y genera grasa.

Por eso, debes cambiar tu mirada y aunque no te guste tu cuerpo en este momento, lo puedes querer, porque ¿cuántas cosas hay de tu entorno que no te gustan: de tus padres, de tus hijos, de tu pareja… y los quieres y los amas? Porque nunca dejarías de querer a una hija porque pusiera 10 kilos, nunca dejarías de querer a una hermana porque tuviera celulitis, nunca le dirías a un ser querido que le vas a querer cuando adelgace… ¿verdad?

Pues tu cuerpo es tu vehículo y te va acompañar siempre. Por eso hay que cuidarlo, respetarlo, quererlo y valorarlo. Si empiezas a aceptar tu cuerpo como es, vas a encontrar otro mecanismo para empezar a bajar ese peso, pero no desde la lucha o la no aceptación. Porque desde ahí los  cambios no son duraderos.

La decisión más ecológica y amorosa que puedes tomar en este momento hacia ti es aceptar tu cuerpo y reconciliarte contigo y, empezar a hacer pequeños cambios.Y, a partir de ahí, en unos meses habrás conseguido grandes cambios y en menos de un año, te ha podido cambiar la vida. Pero no quieras tener resultados para YA. 

Si tu presente no te gusta…

Si tu presente no te gusta y no te sientes cómoda, será que lo que has hecho en el pasado no te ha funcionado. Y si quieres recoger unos frutos diferentes en el futuro, tendrás que plantar otras semillas diferentes en el presente.

Por eso, es importante que dejes de hacer lo que has estado haciendo hasta ahora y empieza a mirar dentro de ti. 

Empieza a tener una relación amorosa con tu cuerpo, quiérelo y cuídalo, respétalo independientemente de que no te gusten partes de ti, acepta tus imperfecciones, come de manera responsable y saludable porque, a partir del amor incondicional hacia ti misma, la vida te va a cambiar totalmente.

Todo lo relacionado con el peso y los kilos es algo muy mental, así que ¿por qué no empezar por ahí?

Empieza a cambiar tu mirada cuando te miras en el espejo. Intenta por todos los medios mirarte desde un punto de vista neutro. 

Piensa que hasta en los propios cuerpos es como si hubiese una moda. Antiguamente se llevaban las curvas y las caderas, y ahora se llevan las mujeres más “fit” y más delgadas. Y seguro que dentro de unos años se llevarán otro tipo de cuerpos. Así que lo mejor es que te lleves bien contigo misma y que aceptes tu cuerpo porque, de esta forma, de alguna manera, haces las paces con la comida. 

Cuando te aceptas y te quieres estás en un estado de calma. Te miras con otros ojos, te cambia el sentido del humor y empiezas a no estar enfadada con la vida y con el mundo. Empiezas a agradecer porque tienes dos brazos para abrazar, dos piernas para andar… o incluso una barriga que a lo mejor se ha descolgado un poquito y está un poquito flácida porque has tenido la suerte de ser madre…

Agradece que estas viva, que respiras y que tienes un cuerpo maravilloso, sea como sea.

Solo tienes una vida

Sólo tienes una vida. Si el cuerpo que te ha tocado es causa de tu sufrimiento, te estás perdiendo un montón de cosas y actividades que quieres hacer. Y solamente no las haces porque tienes un cuerpo que según tú y según tu programación mental no te gusta.

Eres el ser más valioso que tienes en esta vida. La relación que tienes con tu cuerpo la vas a tener hasta el final de tu vida. No puedes cambiar tu cuerpo por otro. Puedes tunearlo, pero: ¿cuánta gente que sale en la tele o las revistas se han hecho cirugías y siguen siendo infelices porque no han hecho ese cambio interior?

Enfadarte con tu cuerpo no te va a llevar a ninguna parte, así que pregúntate: “¿cómo puedo hacer las paces con mi cuerpo y comenzar mi viaje de transformación desde el interior?”

Un abrazote cargado de energía

May

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