«Yo ya estaba inmersa en mi propio proceso, pero estaba atascada.
May es cercana, como una amiga. Gracias a su manera de trabajar (¡es una crack!) hice click. Sabía mucha teoría (estudié inteligencia emocional), pero me faltaba algo y gracias a su acompañamiento conseguí empezar a comprender e integrarlo.
La gran diferencia, el antes y el después, fue empezar a mirarme, a no priorizar siempre las necesidades de los demás. A quererme, a comprenderme, a abrazar todo «lo malo» que me pasaba porque eso me había llevado hasta allí. Y eso me estaba haciendo crecer. Un viaje apasionante es lo que me regaló May. Y me siento tan agradecida.»