Tras la sesión, al haber descubierto que estaba evitando situaciones que podían ser dolorosas para mí, mi forma de actuar ha cambiado por completo. Me permito sentir tristeza cuando me llega y no la escondo tras una aparente alegría. Estoy poco a poco aprendiendo a aceptarla y transitarla y ha sido una liberación enorme, porque he pasado de estar paralizada a estar en acción, sin temer a la emoción que pueda surgir.