Hay dos formas de comer:
La que utilizamos para repostar, nuestro combustible, que nos da energía y nos hace funcionar.
La otra, es comer cuando nos sentimos mal, es la que nos lleva a esos kilos de más, a sentirnos culpables. Es cuando usamos la comida, normalmente, sin control, en búsqueda de ese placer inmediato para sentiros «bien» (sólo temporalmente).
Queremos llenar ese vacío emocional que sentimos en ese momento, por aburrimiento, por soledad, porque no tenemos un trabajo que nos motive, o esa pareja…o incluso para premiarnos después de un día duro. Hay muchísimas causas emocionales, que nos llevan a comer cuando no tenemos hambre física.
Esas emociones que sentimos: estrés, ansiedad, malestar en general…lo que nos dicen es que algo no va bien, que hay un desequilibrio. Y si acudimos a la comida, lo que conseguimos es desequilibrarnos aún más.
Tenemos que aprender a solucionar nuestros problemas de una manera diferente. Tenemos que RE-aprender a pensar, sí…hay que pensar de otra manera y recuperar el control .
***
Y recuerdas que ya tienes a la venta el libro ¿De qué tienes que desprenderte para adelgazar? que podrás adquirir en la Web, pinchando aquí.
Deja una respuesta