Antonio va de visita a casa de su amigo Pepe y cuando entra al comedor se encuentra con su perro Rocky. El perro es grande, fuerte, pero está quejándose y llorando.
Antonio pregunta a Pepe, “¿oye, que le pasa a tu perro Rocky, parece enfermo?”,
No te preocupes, le dice el Pepe, este perro es muy perezoso.
Los dos amigos se sientan a relatar sus viejas historias, mientras que el animal continua quejándose ante lo cual, Antonio inquiere de nuevo a Pepe y le dice, “me sabe mal por tu perro, ¿por qué no lo llevas al veterinario?”, Pepe le contesta nuevamente, “no te preocupes , es que este perro es perezoso”.
Antonio muy inquieto por la misma respuesta, le pregunta “oye ¿por qué dices todo el rato que Rocky es perezoso?, yo lo que veo es que esté enfermo y que esté sufriendo”, entonces Pepe le dice:
“Mira lo que le pasa es que lleva sentado encima de un clavo toda la mañana, sé que le duele y por eso se queja y se queja, pero no ha querido mover el culo de su sitio, porque con todo y a pesar del clavo, se siente cómodo y ya se ha acostumbrado a su sufrimiento”.
Reflexión:
Si te encuentras en una situación similar, ha llegado la hora de tomar acción
¿Eres de l@s que te quejas (por tu kilos de más, por llevar una vida sedentaria, por tener un trabajo-pareja que no te gusta…) sin poner solución alguna? No es necesario llegar a tocar fondo para comenzar a cambiar tu situación personal.
¿Has decidido seguir sentado en el clavo o vas a levantar de una vez tu culo de ahí?
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